“Hombre cobarde no coge mujer bonita”. Pepe Kierdelewicz

viernes, 19 de febrero de 2010

Una historia para pensar

...la encontré en un foro y me gustó mucho. Espero que les sirva igual que a mi. Disfrutenla!


Pablo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Laura en un bar a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación!...Todo parecía estar mal en su vida.

Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 500 EUR y le dijo:

¿Quieres este billete?

Pablo, un poco confundido al principio, le contestó: Claro, Laura...son 500 EUR, ¿quién no los querría? Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola.

Mostrando la estrujada pelotita a Pablo, volvió a preguntarle: Y ahora, ¿lo quieres también?

Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 500 EUR.

Claro que lo cogeré si me lo das.

Laura desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado. ¿Lo sigues queriendo?

Mira, Laura, sigo sin entender a donde vas, pero es un billete de 500 EUR, y mientras no lo rompas, conserva su valor...

Pablo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido... Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.

Pablo se quedó mirando a Laura sin atinar con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro. Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:

Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo de 500 EUR para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite.

Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.

Pablo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta...

¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos?

Claro que no basta con el mero propósito...Se requiere acción y existen muchos caminos.

Tratad de contestar a estas preguntas:
1-Nombrad las 5 personas más adineradas del mundo.
2-Nombrad las 5 últimas ganadoras del concurso Miss Universo.
3-Nombrad 10 ganadores del premio Nobel.
4-Nombrad los 5 últimos ganadores del Óscar como mejor actor o actriz.

Qué tal? ¿Mal? No os preocupes. Ninguno de nosotros recuerda los titulares de ayer. ¡Los aplausos se van! ¡Los trofeos se empolvan! ¡Los ganadores se olvidan!

Ahora contestad a estas otras:
1-Nombrad 3 profesores que os hayan ayudado en vuestra formación.
2-Nombrad 3 amigos que os hayan ayudado en tiempos difíciles.
3-Pensad en algunas personas que os hayan hecho sentir algo especial.
4-Nombrad 5 personas con las que disfruteis pasar vuestro tiempo.

Qué tal? ¿Os fue mejor? Las personas que marcan la diferencia en vuestras vida no son aquellas con los mejores credenciales, con mucho dinero, o los mejores premios...Son aquellas que se preocupan por vosotros, que os cuidan, las que de muchas maneras están con vosotros.

Reflexionad un momento. ¡La vida es muy corta! Vosotros, en qué lista estáis?
No sabeis?...dejadme daros una ayuda...No estáis entre los famosos, pero sí entre los que recordaré para mandaros este mensaje.

UN ABRAZO

Nunca sabrás de lo que eres capaz de hacer hasta que dejes de ponerte tú mismo los límites.
Entrena, descansa, creetelo... y a por ello.

LO IMPORTANTE NO SOLO ES CONSEGUIRLO , SINO ESTAR EN CONDICIONES DE INTENTARLO.

jueves, 18 de febrero de 2010

El día después de una Maratón

Esos locos que corren

Esos locos que corren
yo los conozco.
Los he visto muchas veces.
Son raros.
Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol.
Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche.
Están locos.
En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan… sólo para disfrutar del descanso.
En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.
Yo los he visto.
Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto.
No están bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo.
Están tratando de ganarle a alguien.
Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse… y siguen.
Se inscriben en todas las carreras… pero no ganan ninguna.
Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en día de reyes.
Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones.
El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia.
Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años.
Son hombres y mujeres.
No están bien.
Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás.
Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño.
Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles.
Son sus referencias de carrera: “cinco que corren parecido a mí”.
Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.
Disfrutan cuando pasan a otro corredor… pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje.
Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece.
Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan.
Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver.
Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero.
No las preparan… pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta.
No las preparan…son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido.
¡qué ganaron una vez más!
No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas… pero insisten con que volvieron a ganar.
Son raros.
Se inventan una meta en cada carrera.
Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren.
Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar.
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado… pero siguen.
A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí.
¿por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?
Están locos.
Yo los conozco bien.
Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo.
Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta.
Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice “llegué -tarea cumplida”.
Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes.
Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos.
Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces.
Están mal de la cabeza.
Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto.
Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10.
Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior.
Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.
Están mal.
-esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde.
-esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito.
Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan.
Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más.
Dicen que la gente no se banca tanto silencio.
Dicen que ellos lo disfrutan.
Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Están mal de la cabeza.
Yo los he visto.
Algunos solo caminan… pero un día… cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito.
En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran.
Pican, frenan y vuelven a picar.
Me parece que quieren ganarle a la muerte.
Ellos dicen que quieren ganarle a la vida.
Están completamente locos.

Marciano durán
marzo 2008

lunes, 15 de febrero de 2010

Maratón de Sevilla 2010

Que decir…!!!...Llegué…!!! Mi segunda Maratón en 15 días y la cuarta en 22 meses.

Me pude tomar este lunes sin trabajar y mañana festivo para recuperar porque sabia que iba a estar así…¿cómo?...me duelen las dos piernas desde los glúteos hasta los pies, de los dos lados (isquios, cuadriceps, glúteos, rodillas, tobillos). Me duelen los dedos y la parte de arriba de un pie (no me acuerdo como se llama), lo tengo negro e hinchado por los pu..os cordones muy apretados. Me duele una parte de la espalda y….nada más!

Mi cabeza esta volando, todavía. Intento recordar las sensaciones que tuve antes de comenzar a entrenar mi primera Maratón y cuales fueron los motivos para hacerlo, y compararlos con los que me quedaron al terminar esta cuarta Maratón.

Tenía muchas dudas de a que ritmo salir. El sábado anterior había decidido salir a 4:30/4:35. Intentar terminar en 3h 13min, pero me daban vueltas por la cabeza muchas cosas y mi cuerpo me pedía otro ritmo. Este sábado decidí “Matar o Morir”. ¿Qué me impedía salir al mismo ritmo que en Badajoz? ¿Quién me decía que no podría igualar la marca, o incluso mejorarla? No me gusta decir cuando todo pasa: -“¿y si lo hubiera hecho de otra manera…?”. Así que con dos “cojo…es” salí debajo de 4:20 por kilómetro. Quería probarme. ¿Nunca intentaron poner el coche a todo lo que dá para saber cuanto dá?...bueno…yo hice lo mismo. Quería conocer las sensaciones que me esperarían al ir un poco más rápido de lo que mis sensaciones decían.

He aquí la crónica:

Viajamos el sábado con Patri y Cati. Fuimos a buscar el dorsal y paseamos un poco por la feria del corredor, después centro comercial, Decathlon y temprano al hotel para dormir.

A las 5:50hs nos despertamos, desayunamos y todo listo para salir a las 8hs hacia el estadio…¡¡¡Un friooooo!!!...el coche marcaba 2º…pero no llovía…¡¡¡menos mal!!! Entré a la zona de calentamiento. Cola para dejar la ropa en el guardarropa, cola para hacer un pis y cola para acceder a la pista donde se largaba. Preocupado por no quedar muy atrás en la salida; sabía que correrían como 4000 atletas.Y así fue. Largaron 4126 corredores. Llegué sin problemas muy cerca de la línea…8:56hs…¡cagando!...9:03 largamos!!!

Pude encontrar el ritmo desde el comienzo. No estorbó nadie. Hasta el kilómetro 5 no ví ninguna marca. Había mucha gente. Alrededor de 4:20 min/km…bien!

Por esta parte del recorrido veíamos a los primeros que venían volando. Un pelotón de cómo 10 africanos y un Español, Pablo Villalobos (que salió segundo con marca para el Europeo). Lo estaba pasando genial. Cruzamos un puente y la gente animando, girábamos en una rotonda y la gente animando…durante todo el recorrido había mucha gente y animando de corazón. No sentía que molestábamos como me pasa cada vez que corro en Badajoz.

Los relojes de la calle marcaban 4º pero no había casi nada de viento y eso ayudaba mucho para no congelarnos.

Realmente no me acuerdo mucho del recorrido. Cuando corres medio jugado vas preocupado por no correr a tirones y encontrar un buen ritmo que de ver el paisaje. Me acuerdo que doblamos hacia una avenida y de fondo veía La Giralda. Después, de lo único que me acuerdo es de los pequeños desniveles y de intentar subirlos sin hacer mucha fuerza.

Desde la salida estuve buscando a alguien que corra al mismo ritmo que yo, y no era capaz de encontrar a nadie. Sabía que después del 35K la iba a pasar mal. Lo intenté primero con un par de chicos que iban juntos, que les escuché decir que mantendrían 4:20. El primer kilómetro con ellos fue a 4:09, y el segundo a 4:28. Opté por dejarlos. Paso la Media Maratón en 1h31min. Iba al ritmo que quería. No me pregunten porqué pero decidí buscar 3h02min. Manteniendo ese ritmo lo conseguiría. A los pocos kilómetros encontré a otros dos que iban a ese mismo ritmo. Por lo que me dí cuenta, uno tiraba al otro. Uno de ellos se quejaba del frío, y el otro movía los brazos en círculos para calentarlos, hacia skiping y talones al glúteo…a 4:15 que veníamos. Para mi pensaba: “Ni Martín Fiz hace eso a este ritmo y por el kilómetro 24”. Era medio fantasma, me estaba rompiendo las bolas. Veo, como a 20 metros, a un flaco y alto que inmediatamente bauticé como Richard, ya que me hacia acordar a un atleta de mi ciudad. Parecía saber lo que hacía. Lo alcanzo por el kilómetro 26 y me quedo con él. Clavaba casi todos los kilómetros. Se le veía bien, suelto, su respiración relajada, así que decido pegarme a él y no dejarlo ni con agua fría.

Ya empiezo a notar las piernas duras. Desde el kilómetro 7 la rodilla me empezó a doler, poco, pero es el mismo dolor que tuve después de la Ultra o después de la Maratón de Badajoz. Estaba preocupado. Por el kilómetro 11 o 12 empiezo a sentir un dolor punzante en el pie derecho. Me había pasado lo mismo en el otro pie hace varios meses por los cordones muy ajustados…¡¡¡ni en pedo paro para aflojarlos!!!

Así que con las piernas duras, dolor en la rodilla y en el pie, con la incertidumbre de ir rápido y mis sensaciones diciendo que iba rápido, decido seguir así. Decido seguir a Richard hasta el kilómetro 35 como fuese, después vería como terminaba la carrera.

En el kilómetro 29 venía medio jugado y casi caigo en la tentación de aflojar el ritmo, pero nooo…!!!...la decisión estaba tomada…hasta el 35K como sea.

Mientras intentaba no descolgarme pensaba justo en este momento; yo escribiendo esta crónica, sentado en mi sillón calentito y olvidándome de los dolores y el frío. Pero lo estaba pasando mal.

Pasan los kilómetros…y llegamos al 34K. No podía seguirlo más. 500 metros y se empieza a ir. Sentía ácido láctico hasta en los glúteos…y acá empezó mi calvario personal. Mi ritmo iba bajando angustiosamente y mi cuerpo cada vez peor. Empecé a sentir hambre. No puedo explicarles lo mal que lo estaba pasando, luchando conmigo mismo para no caminar. Estábamos en los alrededores del estadio…y mi ritmo era cada vez más lento. Kilómetro 40 y veo el avituallamiento. Casi me tiro contra las mesas cuando vi los trozos de naranja. Agarré un puñado y un vaso de Gatorade a la carrera. Es muy difícil respirar con un pedazo de naranja en la boca como un protector bucal. Me sirvió para distraerme unos metros.

Pasamos el 41K y todos nos alentaban diciéndonos que ya estaba hecho, que no quedaba nada, y para mi pensaba: -“veni a correr vos estos 41K a ver si este ultimo kilómetro es tan fácil como decis”. La cabeza razona raro cuando sufre. Sabía que el kilómetro 42 estaba dentro del estadio. 500 metros y doblamos. Veo la entrada y la pista. Pensaba que me iba a emocionar. Nada, estaba tan muerto que quería llegar para comer.

Damos la media vuelta a la pista y llego. 3:10:29. Me sorprendió lo mal que tenia las piernas, me costaba mucho caminar. Mientras intentaba no caerme uno de la organización me apuraba para que caminara más rápido. Lo debo de haber mirado de alguna manera rara entre las gafas porque inmediatamente otro me ayudó del brazo hasta un banco. Veo una mesa con naranjas y me tiro de cabeza. Con las dos manos llena de trozos y otro en la boca viene una voluntaria y pregunta si me quita el chip de la zapa. Con el protector bucal en los dientes le digo que mmssii. Miro la zapa y la muy guarra no me volvió a atar los cordones ¿Qué quería, que me caiga? Cuando estas sufriendo la cabeza razona distinto.

Mientras entraba al estadio para buscar mi ropa le pregunto a otro voluntario si había comida dentro. –“Si, claro”, me responde con un tono medio irónico.

Nos dan una bolsa con cosas para comer y tomar. Una latita de Gatorade, un Huesitos, un Donnuts, una manzana y una cajita de jugo. Me bebí y comí todo eso mientras hacía la cola para recoger mi ropa. Cuando me la dan agarré la banana que tenia y me la comí en tres bocados. Ya se me estaba yendo un poco el hambre.

Que frío!!!...Me visto, estiro un poco y salgo en busca de las chicas que me esperaban en el coche. Bastante difícil caminar hasta el coche que estaba estacionado como a 800m.

Duchita en el hotel, Mc Donalds y a Badajoz.

Buen comienzo del año!!!....primer objetivo cumplido. Ahora a recuperarme y pensar en la próxima.

lunes, 1 de febrero de 2010

Maratón de Badajoz 2010

3:06:36…que más puedo decir!...14 minutos menos que la del año anterior…14 MINUTOS!!! Cuando haces los cálculos sobre papel todo se ve diferente. Esos cálculos decían que podía correr en 3h 08 o 10min. Pero la marca que conseguí es algo que solo me imaginé en mis mejores sueños. Se lo atribuyo a la planificación y a un gran cambio de mentalidad por mi parte.

Durante la semana antes de la Maratón no tuve buenos días. Me sentía muy bien pero la garganta me avisó con unas de esas molestias que siempre me dan fiebre. Estuve dos días intentando que no vaya a más pero me sentía muy enojado pensando en el año pasado que unas semanas antes de esta misma Maratón estuve varios días con casi 40º de fiebre la que hizo que mi entrenamiento sea malísimo. También, en los 100K, que la gastroenteritis hizo que me quede fuera de la carrera. Por suerte no fue a más y el viernes estaba listo y decidido.
El domingo amaneció un día espectacular. Algunos decían que era la edición con la que mejor día se había largado. Pensaba que eso lo tenía que aprovechar.

En la línea de salida me encuentro con un conocido de mucha experiencia que me dijo que saldría a 4:15 el kilómetro. Mi ritmo iba a ser de 4:30 min/km.

Largamos y yo corría detrás de su grupo muy suelto y pensando que iban lento, para mi sorpresa que al pasar el kilómetro 1 clavó los 4:15. Con un poco de susto aminoré para empezar a correr a menos de 4:30min/km, cosa que me hacía dudar.

Realmente me sentía muy bien. Con Patri acompañándome tenía buenas sensaciones. Los primeros 10K los pasé 1min 15seg más rápido de lo que había programado pero seguí así. La anécdota me la dio la moto de la organización que amenazaron varias veces con descalificarme porque Patri me seguía a menos de 10 metros. Fueron dos kilómetros de discusión; el kilómetro 15 a 4min y el 16 a 4:09. Sabía que ese ritmo me pasaría factura más adelante.

Pasé la Media Maratón en 1hora31min, hasta hace algunas semanas mi antigua marca, y bastante suelto. No dudaba en ningún momento de lo que estaba haciendo pero, sinceramente, venía rápido y un poquito asustado.

Empezaba la peor parte ya que el recorrido es muy denso. Hasta el kilómetro 30 es un ida y vuelta por el mismo camino. Pasé los 30 kilómetros cuatro minutos más rápido. La cosa prometía pero faltaba mucho. Las piernas empezaron a avisarme pero podía mantener el ritmo. Del kilómetro 32 al 35 es una ronda donde también se hace bastante monótono. Del 35 al 36 una subida que te “marca”. A partir de esta parte la carrera se hace más llevadera. Intenté mantener el ritmo, y así lo hice.

Estos últimos kilómetros son muy gratificantes pero a la vez muy duros, y más cuando sabes que bajas tu marca. Hay una ansiedad…!

Duro pero con muy contento llegué en mi tercera Maratón en dos años. Le agradecí a mi viejo en silencio y agarré el comprobante que te dan en la línea de llegada donde acredita tu marca y puesto.

Salvo una sobrecarga en mi tendón rotuliano mi cuerpo responde fenomenal a estos 42,195m. Ya tuve esta molestia después de los 100K que me duró un par de semanas. Espero que esta vez sea más rápida la recuperación de la rodilla y me deje largar el 14 de febrero en Sevilla.

Este 2010 empezó genial. Haré que siga asi…!