“Hombre cobarde no coge mujer bonita”. Pepe Kierdelewicz

viernes, 19 de febrero de 2010

Una historia para pensar

...la encontré en un foro y me gustó mucho. Espero que les sirva igual que a mi. Disfrutenla!


Pablo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Laura en un bar a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación!...Todo parecía estar mal en su vida.

Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 500 EUR y le dijo:

¿Quieres este billete?

Pablo, un poco confundido al principio, le contestó: Claro, Laura...son 500 EUR, ¿quién no los querría? Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola.

Mostrando la estrujada pelotita a Pablo, volvió a preguntarle: Y ahora, ¿lo quieres también?

Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 500 EUR.

Claro que lo cogeré si me lo das.

Laura desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado. ¿Lo sigues queriendo?

Mira, Laura, sigo sin entender a donde vas, pero es un billete de 500 EUR, y mientras no lo rompas, conserva su valor...

Pablo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido... Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.

Pablo se quedó mirando a Laura sin atinar con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro. Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:

Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo de 500 EUR para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite.

Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.

Pablo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta...

¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos?

Claro que no basta con el mero propósito...Se requiere acción y existen muchos caminos.

Tratad de contestar a estas preguntas:
1-Nombrad las 5 personas más adineradas del mundo.
2-Nombrad las 5 últimas ganadoras del concurso Miss Universo.
3-Nombrad 10 ganadores del premio Nobel.
4-Nombrad los 5 últimos ganadores del Óscar como mejor actor o actriz.

Qué tal? ¿Mal? No os preocupes. Ninguno de nosotros recuerda los titulares de ayer. ¡Los aplausos se van! ¡Los trofeos se empolvan! ¡Los ganadores se olvidan!

Ahora contestad a estas otras:
1-Nombrad 3 profesores que os hayan ayudado en vuestra formación.
2-Nombrad 3 amigos que os hayan ayudado en tiempos difíciles.
3-Pensad en algunas personas que os hayan hecho sentir algo especial.
4-Nombrad 5 personas con las que disfruteis pasar vuestro tiempo.

Qué tal? ¿Os fue mejor? Las personas que marcan la diferencia en vuestras vida no son aquellas con los mejores credenciales, con mucho dinero, o los mejores premios...Son aquellas que se preocupan por vosotros, que os cuidan, las que de muchas maneras están con vosotros.

Reflexionad un momento. ¡La vida es muy corta! Vosotros, en qué lista estáis?
No sabeis?...dejadme daros una ayuda...No estáis entre los famosos, pero sí entre los que recordaré para mandaros este mensaje.

UN ABRAZO

Nunca sabrás de lo que eres capaz de hacer hasta que dejes de ponerte tú mismo los límites.
Entrena, descansa, creetelo... y a por ello.

LO IMPORTANTE NO SOLO ES CONSEGUIRLO , SINO ESTAR EN CONDICIONES DE INTENTARLO.

jueves, 18 de febrero de 2010

El día después de una Maratón

Esos locos que corren

Esos locos que corren
yo los conozco.
Los he visto muchas veces.
Son raros.
Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol.
Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche.
Están locos.
En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan… sólo para disfrutar del descanso.
En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.
Yo los he visto.
Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto.
No están bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo.
Están tratando de ganarle a alguien.
Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse… y siguen.
Se inscriben en todas las carreras… pero no ganan ninguna.
Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en día de reyes.
Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones.
El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia.
Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años.
Son hombres y mujeres.
No están bien.
Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás.
Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño.
Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles.
Son sus referencias de carrera: “cinco que corren parecido a mí”.
Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.
Disfrutan cuando pasan a otro corredor… pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje.
Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece.
Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan.
Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver.
Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero.
No las preparan… pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta.
No las preparan…son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido.
¡qué ganaron una vez más!
No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas… pero insisten con que volvieron a ganar.
Son raros.
Se inventan una meta en cada carrera.
Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren.
Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar.
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado… pero siguen.
A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí.
¿por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?
Están locos.
Yo los conozco bien.
Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo.
Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta.
Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice “llegué -tarea cumplida”.
Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes.
Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos.
Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces.
Están mal de la cabeza.
Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto.
Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10.
Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior.
Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.
Están mal.
-esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde.
-esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito.
Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan.
Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más.
Dicen que la gente no se banca tanto silencio.
Dicen que ellos lo disfrutan.
Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Están mal de la cabeza.
Yo los he visto.
Algunos solo caminan… pero un día… cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito.
En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran.
Pican, frenan y vuelven a picar.
Me parece que quieren ganarle a la muerte.
Ellos dicen que quieren ganarle a la vida.
Están completamente locos.

Marciano durán
marzo 2008

lunes, 15 de febrero de 2010

Maratón de Sevilla 2010

Que decir…!!!...Llegué…!!! Mi segunda Maratón en 15 días y la cuarta en 22 meses.

Me pude tomar este lunes sin trabajar y mañana festivo para recuperar porque sabia que iba a estar así…¿cómo?...me duelen las dos piernas desde los glúteos hasta los pies, de los dos lados (isquios, cuadriceps, glúteos, rodillas, tobillos). Me duelen los dedos y la parte de arriba de un pie (no me acuerdo como se llama), lo tengo negro e hinchado por los pu..os cordones muy apretados. Me duele una parte de la espalda y….nada más!

Mi cabeza esta volando, todavía. Intento recordar las sensaciones que tuve antes de comenzar a entrenar mi primera Maratón y cuales fueron los motivos para hacerlo, y compararlos con los que me quedaron al terminar esta cuarta Maratón.

Tenía muchas dudas de a que ritmo salir. El sábado anterior había decidido salir a 4:30/4:35. Intentar terminar en 3h 13min, pero me daban vueltas por la cabeza muchas cosas y mi cuerpo me pedía otro ritmo. Este sábado decidí “Matar o Morir”. ¿Qué me impedía salir al mismo ritmo que en Badajoz? ¿Quién me decía que no podría igualar la marca, o incluso mejorarla? No me gusta decir cuando todo pasa: -“¿y si lo hubiera hecho de otra manera…?”. Así que con dos “cojo…es” salí debajo de 4:20 por kilómetro. Quería probarme. ¿Nunca intentaron poner el coche a todo lo que dá para saber cuanto dá?...bueno…yo hice lo mismo. Quería conocer las sensaciones que me esperarían al ir un poco más rápido de lo que mis sensaciones decían.

He aquí la crónica:

Viajamos el sábado con Patri y Cati. Fuimos a buscar el dorsal y paseamos un poco por la feria del corredor, después centro comercial, Decathlon y temprano al hotel para dormir.

A las 5:50hs nos despertamos, desayunamos y todo listo para salir a las 8hs hacia el estadio…¡¡¡Un friooooo!!!...el coche marcaba 2º…pero no llovía…¡¡¡menos mal!!! Entré a la zona de calentamiento. Cola para dejar la ropa en el guardarropa, cola para hacer un pis y cola para acceder a la pista donde se largaba. Preocupado por no quedar muy atrás en la salida; sabía que correrían como 4000 atletas.Y así fue. Largaron 4126 corredores. Llegué sin problemas muy cerca de la línea…8:56hs…¡cagando!...9:03 largamos!!!

Pude encontrar el ritmo desde el comienzo. No estorbó nadie. Hasta el kilómetro 5 no ví ninguna marca. Había mucha gente. Alrededor de 4:20 min/km…bien!

Por esta parte del recorrido veíamos a los primeros que venían volando. Un pelotón de cómo 10 africanos y un Español, Pablo Villalobos (que salió segundo con marca para el Europeo). Lo estaba pasando genial. Cruzamos un puente y la gente animando, girábamos en una rotonda y la gente animando…durante todo el recorrido había mucha gente y animando de corazón. No sentía que molestábamos como me pasa cada vez que corro en Badajoz.

Los relojes de la calle marcaban 4º pero no había casi nada de viento y eso ayudaba mucho para no congelarnos.

Realmente no me acuerdo mucho del recorrido. Cuando corres medio jugado vas preocupado por no correr a tirones y encontrar un buen ritmo que de ver el paisaje. Me acuerdo que doblamos hacia una avenida y de fondo veía La Giralda. Después, de lo único que me acuerdo es de los pequeños desniveles y de intentar subirlos sin hacer mucha fuerza.

Desde la salida estuve buscando a alguien que corra al mismo ritmo que yo, y no era capaz de encontrar a nadie. Sabía que después del 35K la iba a pasar mal. Lo intenté primero con un par de chicos que iban juntos, que les escuché decir que mantendrían 4:20. El primer kilómetro con ellos fue a 4:09, y el segundo a 4:28. Opté por dejarlos. Paso la Media Maratón en 1h31min. Iba al ritmo que quería. No me pregunten porqué pero decidí buscar 3h02min. Manteniendo ese ritmo lo conseguiría. A los pocos kilómetros encontré a otros dos que iban a ese mismo ritmo. Por lo que me dí cuenta, uno tiraba al otro. Uno de ellos se quejaba del frío, y el otro movía los brazos en círculos para calentarlos, hacia skiping y talones al glúteo…a 4:15 que veníamos. Para mi pensaba: “Ni Martín Fiz hace eso a este ritmo y por el kilómetro 24”. Era medio fantasma, me estaba rompiendo las bolas. Veo, como a 20 metros, a un flaco y alto que inmediatamente bauticé como Richard, ya que me hacia acordar a un atleta de mi ciudad. Parecía saber lo que hacía. Lo alcanzo por el kilómetro 26 y me quedo con él. Clavaba casi todos los kilómetros. Se le veía bien, suelto, su respiración relajada, así que decido pegarme a él y no dejarlo ni con agua fría.

Ya empiezo a notar las piernas duras. Desde el kilómetro 7 la rodilla me empezó a doler, poco, pero es el mismo dolor que tuve después de la Ultra o después de la Maratón de Badajoz. Estaba preocupado. Por el kilómetro 11 o 12 empiezo a sentir un dolor punzante en el pie derecho. Me había pasado lo mismo en el otro pie hace varios meses por los cordones muy ajustados…¡¡¡ni en pedo paro para aflojarlos!!!

Así que con las piernas duras, dolor en la rodilla y en el pie, con la incertidumbre de ir rápido y mis sensaciones diciendo que iba rápido, decido seguir así. Decido seguir a Richard hasta el kilómetro 35 como fuese, después vería como terminaba la carrera.

En el kilómetro 29 venía medio jugado y casi caigo en la tentación de aflojar el ritmo, pero nooo…!!!...la decisión estaba tomada…hasta el 35K como sea.

Mientras intentaba no descolgarme pensaba justo en este momento; yo escribiendo esta crónica, sentado en mi sillón calentito y olvidándome de los dolores y el frío. Pero lo estaba pasando mal.

Pasan los kilómetros…y llegamos al 34K. No podía seguirlo más. 500 metros y se empieza a ir. Sentía ácido láctico hasta en los glúteos…y acá empezó mi calvario personal. Mi ritmo iba bajando angustiosamente y mi cuerpo cada vez peor. Empecé a sentir hambre. No puedo explicarles lo mal que lo estaba pasando, luchando conmigo mismo para no caminar. Estábamos en los alrededores del estadio…y mi ritmo era cada vez más lento. Kilómetro 40 y veo el avituallamiento. Casi me tiro contra las mesas cuando vi los trozos de naranja. Agarré un puñado y un vaso de Gatorade a la carrera. Es muy difícil respirar con un pedazo de naranja en la boca como un protector bucal. Me sirvió para distraerme unos metros.

Pasamos el 41K y todos nos alentaban diciéndonos que ya estaba hecho, que no quedaba nada, y para mi pensaba: -“veni a correr vos estos 41K a ver si este ultimo kilómetro es tan fácil como decis”. La cabeza razona raro cuando sufre. Sabía que el kilómetro 42 estaba dentro del estadio. 500 metros y doblamos. Veo la entrada y la pista. Pensaba que me iba a emocionar. Nada, estaba tan muerto que quería llegar para comer.

Damos la media vuelta a la pista y llego. 3:10:29. Me sorprendió lo mal que tenia las piernas, me costaba mucho caminar. Mientras intentaba no caerme uno de la organización me apuraba para que caminara más rápido. Lo debo de haber mirado de alguna manera rara entre las gafas porque inmediatamente otro me ayudó del brazo hasta un banco. Veo una mesa con naranjas y me tiro de cabeza. Con las dos manos llena de trozos y otro en la boca viene una voluntaria y pregunta si me quita el chip de la zapa. Con el protector bucal en los dientes le digo que mmssii. Miro la zapa y la muy guarra no me volvió a atar los cordones ¿Qué quería, que me caiga? Cuando estas sufriendo la cabeza razona distinto.

Mientras entraba al estadio para buscar mi ropa le pregunto a otro voluntario si había comida dentro. –“Si, claro”, me responde con un tono medio irónico.

Nos dan una bolsa con cosas para comer y tomar. Una latita de Gatorade, un Huesitos, un Donnuts, una manzana y una cajita de jugo. Me bebí y comí todo eso mientras hacía la cola para recoger mi ropa. Cuando me la dan agarré la banana que tenia y me la comí en tres bocados. Ya se me estaba yendo un poco el hambre.

Que frío!!!...Me visto, estiro un poco y salgo en busca de las chicas que me esperaban en el coche. Bastante difícil caminar hasta el coche que estaba estacionado como a 800m.

Duchita en el hotel, Mc Donalds y a Badajoz.

Buen comienzo del año!!!....primer objetivo cumplido. Ahora a recuperarme y pensar en la próxima.

lunes, 1 de febrero de 2010

Maratón de Badajoz 2010

3:06:36…que más puedo decir!...14 minutos menos que la del año anterior…14 MINUTOS!!! Cuando haces los cálculos sobre papel todo se ve diferente. Esos cálculos decían que podía correr en 3h 08 o 10min. Pero la marca que conseguí es algo que solo me imaginé en mis mejores sueños. Se lo atribuyo a la planificación y a un gran cambio de mentalidad por mi parte.

Durante la semana antes de la Maratón no tuve buenos días. Me sentía muy bien pero la garganta me avisó con unas de esas molestias que siempre me dan fiebre. Estuve dos días intentando que no vaya a más pero me sentía muy enojado pensando en el año pasado que unas semanas antes de esta misma Maratón estuve varios días con casi 40º de fiebre la que hizo que mi entrenamiento sea malísimo. También, en los 100K, que la gastroenteritis hizo que me quede fuera de la carrera. Por suerte no fue a más y el viernes estaba listo y decidido.
El domingo amaneció un día espectacular. Algunos decían que era la edición con la que mejor día se había largado. Pensaba que eso lo tenía que aprovechar.

En la línea de salida me encuentro con un conocido de mucha experiencia que me dijo que saldría a 4:15 el kilómetro. Mi ritmo iba a ser de 4:30 min/km.

Largamos y yo corría detrás de su grupo muy suelto y pensando que iban lento, para mi sorpresa que al pasar el kilómetro 1 clavó los 4:15. Con un poco de susto aminoré para empezar a correr a menos de 4:30min/km, cosa que me hacía dudar.

Realmente me sentía muy bien. Con Patri acompañándome tenía buenas sensaciones. Los primeros 10K los pasé 1min 15seg más rápido de lo que había programado pero seguí así. La anécdota me la dio la moto de la organización que amenazaron varias veces con descalificarme porque Patri me seguía a menos de 10 metros. Fueron dos kilómetros de discusión; el kilómetro 15 a 4min y el 16 a 4:09. Sabía que ese ritmo me pasaría factura más adelante.

Pasé la Media Maratón en 1hora31min, hasta hace algunas semanas mi antigua marca, y bastante suelto. No dudaba en ningún momento de lo que estaba haciendo pero, sinceramente, venía rápido y un poquito asustado.

Empezaba la peor parte ya que el recorrido es muy denso. Hasta el kilómetro 30 es un ida y vuelta por el mismo camino. Pasé los 30 kilómetros cuatro minutos más rápido. La cosa prometía pero faltaba mucho. Las piernas empezaron a avisarme pero podía mantener el ritmo. Del kilómetro 32 al 35 es una ronda donde también se hace bastante monótono. Del 35 al 36 una subida que te “marca”. A partir de esta parte la carrera se hace más llevadera. Intenté mantener el ritmo, y así lo hice.

Estos últimos kilómetros son muy gratificantes pero a la vez muy duros, y más cuando sabes que bajas tu marca. Hay una ansiedad…!

Duro pero con muy contento llegué en mi tercera Maratón en dos años. Le agradecí a mi viejo en silencio y agarré el comprobante que te dan en la línea de llegada donde acredita tu marca y puesto.

Salvo una sobrecarga en mi tendón rotuliano mi cuerpo responde fenomenal a estos 42,195m. Ya tuve esta molestia después de los 100K que me duró un par de semanas. Espero que esta vez sea más rápida la recuperación de la rodilla y me deje largar el 14 de febrero en Sevilla.

Este 2010 empezó genial. Haré que siga asi…!

martes, 26 de enero de 2010

Solo 4 días....

...para este domingo tan esperado.
Me acabo de preparar unos mates con unas vainillas. Sé que no es lo mejor para mi dieta pero tengo hambre y es lo único que tengo para comer.
Esta semana no tengo más cabeza que solo para mi Maratón. No estoy nervioso ni ansioso, se ve que la experiencia calma. Pero lo que estoy es muy motivado y con muchas ganas de correr, de hacerle frente al “Muro” y decirle: -“Te estoy esperando, y por más duro que seas yo tengo más pel…tas para aguantarte”.
Así esta mi cabeza hoy. Me siento fuerte!
En diciembre planifiqué mi calendario de carreras de esta primera parte del año con vistas a mis queridos 100K de Cantabria en septiembre, pero no para terminarlos solamente, sino para terminarlos en menos de 9:30 horas.
Estoy convencido que este año es el que va a mostrarme muchas cosas. Estoy convencido que en el 2011 correré esa Ultra que me motivó para volver a correr hace dos años. Por eso cada carrera que planifiqué es con vistas a esa Ultra. Mi entrenamiento va a ser físico y mental.
En cada Maratón que terminé había sufrido tanto que mi cabeza no tenía ganas de volver a correr. Durante la semana siguiente, mientras perduraban los recuerdos de los dolores de los últimos kilómetros, mi mente no concebía volver a correr hasta un par de semanas después donde empezaban a aparecer las buenas sensaciones y los dolores desaparecían. Por eso, este año pienso romper con eso. Aparte de la Maratón de Badajoz estoy apuntado, 15 días después, a la Maratón de Sevilla. Si…dos Maratones en 15 días. No voy a forzar nada. A la más mínima molestia no la corro, pero SÉ que eso no va a pasar.
Este domingo es el comienzo de algo bueno.

lunes, 18 de enero de 2010

A dos semanas de mi próxima Maratón


Por fin!...a dos semanas de mi próxima Maratón. Ya me empieza a picar el estomago y comienzan a aparecer dolores y molestias por todos lados.


El sábado hice mi última tirada de 35 kilómetros. Solo, con mi botella en la cintura y un par de sobres de glucosa salí por la carretera que lleva a la ciudad de Olivenza buscando el ritmo de carrera. De ida 17,5K con viento en contra bastante molesto que me hizo estar un minuto sobre el deseado ritmo, pero la vuelta fue más rápida. Controlándome para no “gastar” de más y buscando soltura conseguí el tiempo deseado.

Como todas las Maratones, esta también es diferente. Ya no pienso en llegar, no pienso en bajar la marca, solamente pienso en el tiempo que quiero ver en el reloj de llegada. 3:08:14.

Estoy muy conforme con mi preparación, mejor de lo que esperaba. Me siento fuerte, conseguí ritmo de paso, estoy rápido y resistente, y lo que creo más importante, pude mantener mi motivación alta. Cada año aprendo; sobre entrenamiento y sobre mi.

A diferencia de otros años, el objetivo de este es “todo el año” en si, hasta el 25 de septiembre donde intentaré mis 100K nuevamente, pasaré por algunas Maratones, carreras de montaña y una Maratón Alpina.
Me siento diferente…estoy diferente, y por eso intentaré que este 2010 sea un año lleno de alegrías y victorias personales.

Pienso que en este mundo de corredores populares hay tres clases: 1_Los que corren para terminar la carrera, y salen saludando y bromeando con sus compañeros, y llegan igual de felices. 2_Los que corren para conseguir un mejor puesto y te pasan zumbando en la línea de llegada. 3_Y los que corremos para superar nuestros límites, en consecuencia entrenamiento duros y carreras cada vez más duras. Tres formas de entender y disfrutar el deporte…y tres formas de superarse día a día.

“Carreras cada vez más duras” es mi preocupación de esta Maratón. Ya conozco el tan hablado “muro” y realmente es duro. Por mi experiencia dura esos últimos 7 kilómetros que quedan desde los 35K a la meta. Tu mente divaga, intenta encontrar alivio en pensamientos tan dispares como “querer parar de correr” y al mismo tiempo “cambiar el ritmo para bajar la marca”.

Cuando pase por el kilómetro 35 me quedará una subida dura de 1 kilómetro, y a partir de allí empezará mi carrera final hasta los 42195 metros de prueba personal.

…solamente dos semanas!!!!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Fin de una etapa de mi vida



Esta fue mi primer carrera, hallá por el año ´81. Tenía 6 años. Junto a mi amigo Marcelo Gomez…solo corrimos. Desde el Torreón del Monje bajamos hasta la Pileta Cubierta, algo así como 800 metros de simplemente....carrera!

Todavía recuerdo algo de lo que pensaba mientras corría. Marcelo era más rápido, llegó antes que yo, pero me daba igual. Al terminar, mi vieja me estaba esperando con un gran premio: un beso y algún caramelo.

Seguí corriendo toda carrera que aparecía. Primero en el cole y después me apunté a un equipo federado; el SOIP. La pista de atletismo estaba a solo 400 metros de mi casa y eso me hacia las cosas mas fáciles. Competí en algunas carreras en la primera categoría federada que se llamaba Pre-infantiles. No sé cuanto estuve corriendo con ellos, uno o dos años. Mi amigo Dani Voglino me lo dirá mejor pero dejé, seguramente, para hacer otro deporte. Podría ser natación, rugby o basket o tenis, no recuerdo bien, que junto con mis clases diarias de ingles me absorbía toda la tarde.

A los 14 años estaba corriendo triatlones y empiezo a entrenar con “el novio de una compañera de mi hermana”…je, como suena de largo….corrí el ultimo ese año para quedarme entrenando solamente atletismo. No recuerdo si corrí alguna carrera en Infantiles pero enseguida empecé a correr en la categoría Menor. Corríamos todo: vallas, 100m, salto en largo, 400m, cross, 300m c/ vallas, carreras de calle, heptatlón, etc, etc, etc…pero la reina era nuestra 4x100m…imbatibles! (y que alguien diga lo contrario…ja!). Llega la categoría Juveniles. Vallas más altas…de 300m pasamos a correr 400m c/vallas, gente más grande…nuestra 4x100 seguía imbatible…para que a los 21 años pasar a la categoría Mayor. Creo que competí hasta el año 98…y nuestra 4x100 terminó imbatible. Nace Cati, me caso con Patri y ya no volví a ponerme los clavos.

En el año 2006 vuelvo a trotar, ya por las calles de Badajoz, con 31 años. Vuelvo a competir en la categoría Mayor pero esta vez en una Media Maratón.

Ayer corrí mi última carrera en esta categoría y también en una Media Maratón.

La carrera se hizo a 200 km de Badajoz. Me levante a las 7:45 para desayunar y disfrutar de ese momento tan especial para mí. Quería correr una última vez antes de entrar en la categoría Veteranos.

Me sentía feliz por todo lo recorrido, por todo lo vivido y aprendido en estos años. Recordaba los momentos, las sensaciones, las cosas buenas que pasé y las malas que sufrí. La gente que conocí, los amigos que forjé, algunos quedaron en ese tiempo de luchas internas y con otros seguimos compartiendo experiencias.

Las dos horas de viaje solitario fueron geniales. Afuera un frío que cortaba la piel pero el cielo totalmente despejado y el amanecer de Extremadura que cada día me encanta más.

Llego y preparo las cosas para llevarme ya que la Media largaba de un pueblo cercano, llamado Valdehuncar, para llegar en Navalmoral de la Mata. Gorro, guantes, calzas largas, camiseta térmica de mangas largas y la musculosa con el número de la carrera arriba, más todo el abrigo para subirme al autobús que nos llevaba a la línea de salida y estar esperando media hora antes de calentar. Entro en calor pensando si había decidido bien la ropa de carrera porque me parecía demasiada. Inmediatamente me dí cuenta que no. No sé a que temperatura estábamos casi a las 11 de la mañana…¿a que temperatura se congelan los charcos de agua?...bueno, a esa temperatura estábamos!

A punto de largar, como siempre me pongo en la mitad del pelotón para no estorbar a nadie que quiera ir más rápido y, a las 11 en punto salimos. El primer kilómetro, como siempre me pasa, enojado conmigo mismo por no situarme más adelante en la salida para no tener que esquivar a tanto gordo, viejo y mujeres (con todos mis respetos) que salen al trotecito.


Ese primer kilómetro fue lento por este motivo, pero estaba decidido a seguir los sabios consejos de mi antiguo entrenador, Dani Diaz,…salí a “Matar o morir”…y maté!!!
 
Mi táctica era simple: salir todo los fuerte que pudiera correr hasta el kilómetro 12. Sabía que hasta el kilómetro 7 iba a ser todo subida. Después seguiría un poco rompe piernas, de muchas subidas y bajadas cortitas hasta terminar con una rampa de 900 metros en kilómetro 12. A partir de ahí la ruta era para abajo. Mi marca de Media Maratón era de 1h 31min desde el año 2008 en Lisboa. Una carrera llana y con una media de 24º de temperatura.

Mi reloj me decía que venia muy rápido, mis sensaciones me decían que venía muy rápido. Ahogado desde el segundo kilómetro. Por el kilómetro 4 me junto con otro corredor. Charlamos un poco y me pregunta que marca tenia. Se la digo pero también le conté mi táctica de carrera. No dijo más nada. Me vino un dolor en el costado derecho de mi abdomen que no me dejaba respirar bien. Adopté una técnica de respiración para relajar el diafragma porque sabía que la cosa venía por ahí. Mejoré y pasé el kilómetro 5 y 6 bastante bien. Llegamos al 7 y mis piernas iban bien pero mis pulsaciones “por el aire”. Venía subiendo a ritmo de 4´ el kilómetro…no lo podía creer!!! Mi carrera sería hasta el kilómetro 12, después no sabía que iba a pasar. Confiaba en mi y mi entrenamiento.

Pasaron los kilómetros y entramos a un pueblo. Ya iba solo porque mi compañero se retrasó ¿se abrá asustado de mi táctica?. Veo el kilómetro 11 y sabia que al salir de ese pueblo empezaba la última escalada dura. Salimos y a la izquierda veo la “rampita”. Empezaba con una subida de 20 metros pero de 50º de inclinación (mas o menos..jeje!!) para agarrar la ruta hacia arriba. No se veía la cima.

Delante tenía a un pelado que venía empujando como un Medio Fondista. No pude agarrarlo en toda la subida. Llegamos a la cima y me sentía muy bien. Un poco duro pero ese kilómetro me dio 4:10. No había perdido casi nada de tiempo! Empecé a sacar cuentas ya que pasé los 10K en 41 minutos. Si mantenía el ritmo haría 1:26min. Pero quiero contarles que yo nunca corrí tan fuerte durante tanto tiempo. Mi marca de 10K es de 39:30 desde el año pasado. Pero realmente confiaba en mi.

Ahora todo lo que quedaba era en bajada…y 10 kilómetros por delante!!!

Empezamos a bajar y hay un viento de cara helado que no hizo tan fácil la bajado como esperaba. Intento agarrar al pelado y lo consigo después de un kilómetro, y comenzamos a tirar juntos. Las piernas las sentía duras y me empiezan a tirar un poco los isquios. No le dí mucha importancia.

Ya vemos a Navalmoral a lo lejos. Pasaban los kilómetros y los parciales eran muy buenos. Sinceramente, venia un poquito asustado. Nunca había corrido tan rápido durante tanto tiempo.

Entramos a la ciudad y vemos el kilómetro 17 que pasaba a lado de la llegada. Seguimos tirando juntos. El pelado me daba ánimos. La carrera seguía todo derecho cruzando la peatonal y volvía por el mismo lugar. Veo el kilómetro 18 y el del puesto de avituallamiento nos dice: “¿un poco de agua para la última subida?”. Uff! No estaba preparado para eso. Empezamos a subir ese falso llano y todavía no entendía como me seguían respondiendo las piernas, eso si, mis pulsaciones “a mil”.

Kilómetro 19 y todavía seguíamos corriendo en dirección contraria a la meta. Me sale un grito del corazón: “¿Cuándo mierda damos la vuelta”. El pelado no me respondió. Quería que acabe ese sufrimiento. A los 100 metros veo que sale un corredor de una calle. Dábamos una pequeña vuelta manzana para recorrer el mismo camino de vuelta.

Ahogado y duro sentía que bajaba la marca; una marca que no vine a buscar, solo vine a correr mi última carrera de Mayor igual que cuando empecé en el año ´81. Solo correr.

El kilómetro 20 no llegaba nunca. Es mas, nunca llegó porque faltaba el cartel. Sabía que bajaba la 1:30. Sabía que podía hacer 1:28. No lo tenía muy claro porque desde el kilómetro 15 dejé de mirar los parciales. Enseguida veo la gente, el arco de llegada y el cartel de 21 kilómetros.

Le agradecí al pelado y llegamos; paro mi reloj; mi última carrera en la categoría Mayor. Miro mi reloj: 1:26:14

La felicidad me invadió. Estaba ansioso en llamar a Patri y contarle.

Sumado a otras cosas que me estan pasando me siento feliz. Y también soy feliz por sentirme asi.

Todo final es un nuevo comienzo…y disfruto de ambos.

La felicidad absoluta no existirá pero esto se le parece mucho.

jueves, 10 de diciembre de 2009

La planta del bambú japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas:
¡Crece, maldita seas!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.
En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿Tardó solo seis semanas en crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo...
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos-, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.
El triunfo no es mas que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.
Tiempo...

¡Cómo nos cuestan las esperas! ¡Qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos...!

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué...

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés...

¿Para qué?

Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquélla toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...

Quizás sólo estés echando raíces...

Manifiesto

Es el Maratón, no la Maratón. En masculino y con mayúscula. No son 10, 15 ni 21 kilómetros. El Maratón son siempre 42 kilómetros y 195 metros. Ni uno más, ni uno menos. Es la carrera detrás de todas las carreras, la reina de las distancias. Es el sueño de todo corredor que se digne de ser corredor. No es una cuestión de velocidad sino de voluntad y resistencia. Y también de estrategia, en la que un mínimo error puede ser el fin. Es la carrera contra uno mismo. Contra tu cuerpo, tu mente y tu sombra. Es la prueba definitiva del carácter y la templanza. Vas a atravesar en pocas horas todo el espectro de las emociones humanas. Ilusión, ansiedad, desesperanza, miedo, dolor, rabia, coraje, orgullo. No vas a ver el muro, pero tarde o temprano el muro va a estar ahí. Es el final perfecto para coronar meses de arduo entrenamiento, y al mismo tiempo no saber si vas a llegar. Nadie se olvida de su primer Maratón, tampoco del segundo, ni del tercero. Es una hazaña que vas a contar siempre, pero que es solo tuya. Única e irrepetible.

100K en Santa Cruz de Bezana


Bueno….no fue bueno el fin de semana. Tuve que abandonar la carrera en el kilómetro 50.

El jueves estaba con un poco de catarro y me picaba la garganta pero no estaba del todo mal. El viernes, durante el viaje, paramos a comer y uno de los platos que pedí fue pescado. Creo que fue lo que me cayó mal. A las pocas horas estaba con algunos retorcijones de estomago. Cuando llegamos al hotel casi me voy por el inodoro. Fuimos al centro a caminar un poco para después cenar, y tuve que volver a boxes en el restaurant. No pude comer casi nada.

Ya en el hotel para dormir me tomé un antigripal porque ya sentía malestar general. Durante las cinco horas que iba a dormir tuve que ir al baño 4 veces, sumándole la transpiración y el frío que sentía por la fiebre no pude dormir nada. Hecho mierda intento desayunar pero apenas pude con el café con leche. Intentamos buscar una farmacia de turno pero Bezana es un barrio que esta a 10 kilómetros de Santander y no había ninguna. Decidimos con Patri que mientras corría, ella iba a ir a una farmacia. Pero todas abrían a las 9 de la mañana. Me tenía que aguantar la cagadera, por lo menos, 20 kilómetros.

Con ese mal cuerpo largo a las 7 de la mañana. Inexplicable contarles como me sentía. Se me caía toda la ilusión con la que había llegado.

La ambulancia que estaba en la largada no tenia nada así que Patri estuvo preguntando, una a una de las personas que estaban de acompañantes de otros atletas, si tenían algo. Por fin encontró a un local que lo tenia. El loco se fue hasta la casa y me trajo unas pastillas que me las dió en la primera vuelta. Salí, esa vuelta, más despacio de lo que había planificado para guardar algo de mi cuerpo que seguramente lo iba a necesitar al final. Intenté comer todo lo que podía pero no me entraba nada. Cuando termino los 20K, paso de la segunda vuelta, paro para intentar comer un sandwich y algo más pero…nada. Tuve que ir al baño de nuevo. No mejoraba.

Al empezar la tercera vuelta me siento mejor y decido intentar correr al ritmo que había planificado. Al terminarla llego a donde estaba Patri y ya no me entraba nada, ni el Gatorade, pero me obligo a tomarlo y me lo llevo en la mano para ir tomándolo durante el camino. Cuando la termino estaba que no podía con mis piernas. Parecía que no había entrenado nada. No podía más!…iba solo 30K. Las charlas de Patri por teléfono y las llamadas de Juan Carlos hacían que se me pasen los DSCF0066kilómetros más rápido pero no había forma de recuperar mis piernas. En una de esas me llama Cati; estaba en Badajoz. Estuvimos hablando un lindo rato y me dijo un par de cosas que casi hizo que se me caigan unas lagrimas. Decido salir la cuarta vuelta en un estado no muy bueno. Las palabras de mi hija me hicieron seguir, aunque más no sea, una vuelta más.

Esa cuarta vuelta duró 1hora 32min. Siempre corriendo…imagínense el ritmo al que iba!!! Ya me costaba mucho mirar al frente. Me dolía la espalda y las rodillas desde el kilómetro 15. Mi paso era penoso. No podía más! Me sentía un boludo corriendo así. No sé por qué al terminar esos 40K y llegar donde Patri estaba cargué de agua mi botella de Gatorade, porque ya no podía tragar nada más, y decido una vuelta más. Pensaba en Cati.


La completé en 1hora y 50min. Casi no caminé, siempre corriendo…y repito…imagínense el ritmo lastimoso al que iría. Veía a gente caminando por la vereda y no la podía alcanzar!!!

Es muy difícil explicarles lo que sufrí, física y mentalmente. Necesité 6horas y 21min para cubrir esos 50K.

Hoy lunes, todavía con las consecuencias en mi cuerpo, no puedo hablar de cosas buenas. Las hay!…me sirvió de mucho en lo deportivo y en lo personal, pero todavía estoy confuso.

A cuatro días de mi primer Ultra Maratón

¿Por qué Corro?

Esta pregunta me la empecé a hacer en mi primer entrenamiento de 60km, en los cuales los últimos 10km fueron increíblemente sufridos. Cruzando el puente Real de Badajoz, hace poco más de un año, me hice esa pregunta.

¿Por qué corro?... ¿para qué corro?

Lo leí en muchos sitios, en algunos libros y en varias revistas, y ninguno coincidía. Así que creo que es el momento de buscar mi respuesta.

Pienso que la carrera es el premio por todos esos días de entrenamiento, muchas veces más sacrificio que gusto y a partir de acá podría empezara responder.

No cobro por entrenar y menos por correr. No gano premios, no salgo en las noticias. Dejo muchas horas de descanso y de sueño para poder entrenar pero nunca es suficiente. Gasto mucho dinero en ropa, accesorios y zapatillas (cada 3 meses unas nuevas), inscripciones y viajes. Pero creo, esto es una pequeña inversión para todo lo que saco de mis horas de carrera.

Es muy fácil pasarse un poco de copas y volver a tu casa borracho en algún día de bajón. Es muy fácil buscar un distribuidor y comprar droga para sentirte mejor o simplemente juntar un grupo de amigos/conocidos y divertirte durante una noche para evadirte de los problemas…¿y cuando te despertás al día siguiente?. Pero pocos son capaces de sacrificarse realmente; levantarse a las 7 de la mañana (o incluso antes) por buscar un sueño o simplemente para evitar todo lo anterior, y después ir a trabajar.

Cada vez que corro siento que todo esta en orden. La ropa que uso siento que es la que mejor me queda y con la que mejor me siento. Tengo que mirar dos veces el reloj de agujas para ver la hora pero con muchos kilómetros en las piernas y a 160 pulsaciones veo en mi reloj digital de números chiquitos, de un solo vistazo, el tiempo total de carrera, el LAP de ese kilómetro que acabo de pasar y mis pulsaciones decidiendo al mismo tiempo que hacer de acá en adelante.

Al correr no me siento mejor que nadie pero tampoco peor. No corro para ganar, no corro para tener una figura esbelta ni para adelgazar, no corro por la aceptación ni corro para los demás.

No escucho música cuando corro por el campo porque no me deja escuchar mis pasos en el camino ni el viento en los pastos. Escucho música cuando corro por la carretera para evadirme de las ruidosas maquinas.

Cuando no corro mi cabeza es diferente, mi cuerpo se siente diferente; le falta algo. Cuando corro siento que voy a algún sitio, que mi vida tiene un sentido y que hay orden.

Corro para que mi hija vea que se puede conseguir todo lo que sueñas; con esfuerzo y perseverancia se puede llegar aunque la meta parezca muy lejos.

Corro para ser mejor persona. Alguien que pelea por un sueño desarrolla ciertas capacidades, ve la vida con otros ojos; algo que se puede explicar a quien se queda en casa mirando la tele pero nunca lo entenderá.

Después de un entrenamiento largo mi cuerpo y mi mente están agotados pero veo con claridad.

Después de una marcha de 100 kilómetros alguien nos preguntó: -“¿…y para qué?”. Después de una semana cojo y con dos uñas menos me lo seguí preguntando al mismo tiempo que estaba buscando el próximo reto.

Después de una Maratón alguien que nunca lo intentó afirmó que después de varias horas corriendo las piernas irían solas. Y yo le respondí que el dolor que sentía no dejaba que me olvide de ellas, al contrario, lo difícil era moverlas.

Después de un largo día de entrenamiento y trabajo estoy pensando en la mañana siguiente para calzarme las zapas y volver al camino. No es por el mero hecho de correr sino que será un entrenamiento menos para lograr mi objetivo.

No podría salir a correr si no tuviera ese objetivo; un reto. El solo hecho de correr por correr no llena mi alma.

Mi primera Maratón me mostró que puedo lograrlo, las Millas Romanas me mostraron que puedo aguantar el dolor, y en esta preparación para mi primer Ultra Maratón conseguí demostrarme que puedo soportar un largo y duro entrenamiento en solitario.

Después de cada carrera algo diferente queda en mí, algo pasa dentro mío, y creo que ese es el motivo por el que corro. Daría igual si fuera en bicicleta o nadando, el objetivo y la enseñanza del camino hacia ese objetivo es lo que mueve mi alma.

Durante el último entrenamiento largo, en el cual me acompañó un amigo en bicicleta, se me volvió a cruzar por la cabeza esta pregunta: –“¿Por qué corro? ¿Por qué habiendo tantos deportes menos sacrificados tuve que elegir preparar una Ultra Maratón?...y se lo dije!…mi sorpresa fue que al decirlo en voz alta llegó una reflexión. Sé que soy una persona muy inquieta al que las 24 horas del día no le alcanzan para hacer todas las cosas que quiere hacer. Me aburro muy fácil de mis emprendimientos, y me cuesta mantenerlos. Dejo muchas cosas sin terminar. Cuando comienzo algo, inmediatamente estoy pensando en hacer algo superior, y eso no me deja disfrutar este nuevo camino. Pero desde que empecé mi preparación para mi objetivo, por finales del 2007, mi vida cambió, mi mente cambió. Aprendí que para llegar a un gran sueño primero debo pasar por objetivos más pequeños y tener PASIENCIA. Varias lesiones, muchas Medias Maratones, dos Maratones y una marcha de 100 kilómetros pasaron por mi en este año y medio, y aprendí a DISFRUTAR DEL CAMINO. Muchos kilómetros en solitario por caminos donde en 30 kilómetros no pasaba ningún coche y muchos kilómetros en rutas donde el ruido de los coches, al pasar zumbando cerca de mí, era muy molesto…y aprendí que LO IMPORTANTE ES LO QUE PASA DENTRO DE UNO MISMO. Disfruto planificando el entrenamiento para el próximo reto. Me es muy difícil despertarme temprano para entrenar. Disfruto sumando el domingo los kilómetros hechos durante esa semana. Sufro la incertidumbre de las dos semanas anteriores a la carrera. Disfruto el día anterior. Soy feliz cumpliendo el objetivo logrado. Sufro la semana siguiente las consecuencias de lograrlo. Esto me enseñó que en la vida TODO SE PAGA. Corrí con sol, de noche, con calor, lloviendo, cansado, con muchas ganas, con problemas personales, de madrugada, con ampollas, sin ganas, enojado, triste, con sueño…y cuando llegaba MI ALMA ESTABA TRANQUILA.

A falta de 4 días para mi primer Ultra Maratón de 100 kilómetros estoy muy conforme conmigo mismo, ya que si no hubiera encontrado este cambio personal que logré gracias al entrenamiento nunca hubiera podido estar a 4 días de mi primer Ultra Maratón.


La largada es este sábado 26 a las 7 de la mañana con un límite de 11 horas para terminarla. Voy a usarlas todas!!...no voy a tener apuro en llegar. Terminaré alrededor de las 6 de la tarde…¿en que estado?...ya les contaré.

Cuando, recién levantados, se tomen el primer mate del día acuérdense de mi. O si están en este hemisferio, después de ese buen almuerzo y del cafecito, acuérdense de mi porque estaré pasando una parte difícil de la carrera. A partir de los 70 kilómetros todo puede pasar, para bien o para mal. Hay una frase que llevo en mi mente cada vez que salgo a hacer muchos kilómetros, dicha por uno de los mejores Ultra fondistas del mundo, que es: -“Tienes que poner un pie delante del otro y seguir tirando para adelante. Las cosas mejoran…o caes fulminado contra el pavimento”. Dean Karnazes.

¿Por qué Corro? …porque VIVO!

Sensaciones de nuestros 100K

Recién ayer pude apoyar bien el pie y ponerme unas zapas diferentes por esa condenada uña pero mis músculos respondieron muy bien, igual que los de Patri. Ella ya salió a trotar el martes pasado media hora con buenas sensaciones.

Estoy muy orgulloso de lo que logramos, y no solo en lo deportivo.

Con Patri pasamos gran parte del día trabajando juntos y los fines de semana nos propusimos este reto sumándole más horas, que muchas veces fueron duras, a nuestra convivencia. Varios nos preguntaban como hacíamos para estar tanto tiempo juntos y tener tema de conversación. No supe que responderles…y hoy tampoco. Creo que sencillamente consiste en querer estar con esa persona. Porque es mi esposa y, aunque parezca una redundancia afirmarlo, también es mi mejor amiga. No hay nada que no le diga y que no sepa de mí, y por eso es más fácil todavía.

Físicamente; nos abrió una nueva puerta para buscar otros retos juntos y mentalmente nos hizo ver los fuerte que somos. La combinación de estos dos factores nos traerá grandes alegrías.

Personalmente; todavía no me dí cuenta de lo que hicimos el fin de semana. La preparación fue una progresión tan rápida que no nos dio tiempo a pensar de lo que íbamos haciendo. En la marcha hablábamos de: -“Solamente quedan 10 kilómetros para el siguiente puesto” o “…ya amanece…” de la manera más normal que se pueda ver. Pero 10 kilómetros son más de dos horas y el “ya amanece” significa que nos pasamos toda la noche caminando, digamos que alrededor de 10 horas. Estábamos llegando y le digo a Patri que solo quedaba una hora. Y esa expresión significaba que teníamos 95 kilómetros en nuestro cuerpo y veinte horas sin dormir. Estas son las cosas que hoy pienso y me llenan poderosamente de energía.

No sé que palabras usar para explicar una sensación, como contarte mis sentimientos…y aunque encuentre las palabras justas nunca lograría metértelo en el cuerpo, que es donde vale la pena tenerlo.

Mientras más escribo, más difícil se me hace intentar explicarte lo vivido, lo que significa para nosotros, para mí. Es algo que tengo que hacer y que necesito hacer para ser feliz.

Para terminar te animo a que si tenés un sueño “loco”, no pienses en las dificultades ni en el tiempo, solo decite a vos mismo que podes hacerlo y salí a buscarlo, porque todo lo que quieras hacer lo podés hacer. Vas a encontrar mucha gente que intentará mostrarte (como si no lo supieras) lo “loco” o inconciente de tu objetivo pero recuerda que “la aventura es loca, el aventurero no”. Preparate a conciencia y disfrutá del camino.

Gracias a todos por apoyarnos!

LXVII MILLAS ROMANAS

GUAUUU…!!!! Que viaje!!!!

Comenzamos a caminar a las 21hs del viernes 24 y terminamos a las 17:55hs del sábado 25 de abril. En total LXVII Millas o 100 kilómetros, como mejor lo entiendo.

No hay que tomarse un avión y hacer miles de kilómetros para vivir. Es lo que tiene esto, así de fácil, solo caminar. Pero todo lo que pasó durante esas veinte horas y cincuenta y seis minutos quedará en nosotros durante mucho tiempo.

Se trataba de 3 circuitos diferentes. Salimos de un polideportivo donde dejamos la comida y la ropa que íbamos a usar. La primera parada fue en la Plaza España de la ciudad a 1,66 kilómetro. Estuvimos esperando 20 minutos hasta la salida oficial. La anécdota del evento la dio uno de la organización al dar la salida tirando una bomba de estruendo. Estaban a unos centímetros nuestro cuando la encienden y se les escapan de la mano explotando a esos mismos centímetros de nosotros. Un poco sordos…jejeje!...largamos!!!

El primer circuito fue de 27,5 kilómetros cercando la vera de Río Guadiana por ambos lados ida y vuelta. Cinco horas después volvimos al polideportivo sin problemas, solo con unas pequeñas ampollas. Patri con ampollas en los laterales de los talones que solucionó con unos Compeed y yo en los costados de los dedos chiquitos que solventé con unas tiras de cinta.

Comimos unos fideos y a las 2:36 hs dejamos el poli para empezar nuestro segundo circuito. Otros 28,5 kilómetros nos esperaban. Salimos al mismo ritmo. Sentíamos que íbamos rápido pero teníamos bien las piernas. Este camino era un poco más accidentado que el anterior pero no muy complejo, la noche lo hacia difícil. Llegamos otra vez al polideportivo a las 7:41 hs pero ya no tan bien. Muscularmente sin grandes problemas pero unas horas antes empezamos a sentir molestias en los pies. Las ampollas se hicieron más grandes y se hacía difícil apoyarlos bien.

Al sacarnos las zapatillas encontramos lo que nos temíamos. Las ampollas estaban peor. Las que había cubierto Patri con los Compeed se les hicieron más grandes y las más de diez horas de caminata le sensibilizaron los pies haciendo que los roses de las zapas sean más molestos todavía. A mi me pasaba los mismo pero las ampollas de los dedos chiquitos se pusieron peor. El del pie derecho estaba todo hinchado y con una ampolla de sangre que lo cubría enterito. La uña solamente estaba sujeta por la piel, un milímetro sobre la carne más o menos. Decidí reventarla; grave error. Me ardía muchísimo. Intenté encintarlo con el de al lado pero era peor así que no lo hice. El del pie izquierdo me dolía y estaba un poco negrito pero sin ampolla. Lo encinté. En el dedo de al lado me salió una de agua enorme que la reventé y la encinté también. En los talones tenia una grande en cada pie debajo de los Compeed que me puse antes de salir para prevenirlas. No intenté sacarlos así que los tapé con cinta, me puse medias limpias y las zapas.

El ponernos de pie fue otra cosa. Estuvimos algo así como diez minutos sentados y nuestros músculos se enfriaron junto con nuestros pies. Uff….que dolor de…..todo!!! Pero nuestros pies eran algo diferente. Creo que Patri estaba mejor porque era capaz de caminar, renga, para ir a buscar la comida. Yo no podía. Agarré la mochila y solo el bamboleo de esta no me dejaba avanzar hasta el comedor que estaba a diez metros. Me senté en el suelo apoyándome en una máquina de Coca Cola. Sentía que todo se iba a la Mierda. No me sentía capaz de caminar otros 44 kilómetros. Pensaba en Patri y en lo que había escrito el lunes pasado; si tendría la suficiente capacidad de sufrimiento para los últimos kilómetros. Escucho que dicen que el siguiente puesto de avituallamiento no iba a estar porque los responsables no se habían presentado. El próximo contacto con la organización estaría a más de dos horas y media. Llega Patri con nuestro desayuno. Café, pan con manteca y un par de sándwich. No sabía que hacer. Comí todo y estaba terminando el café amargo (porque no encontramos el azúcar) y en un momento de decisión inconciente me pongo de pie y le digo a Patri de salir ya.

Cuarenta y siete minutos después de haber terminado el segundo recorrido salimos muy despacio decididos a terminar lo que habíamos empezado.

El tercer y último circuito prometía ser un poco más atractivo ya que era de día y pasábamos por varios pueblos.

Los primeros minutos fueron bastante duros pero de a poco se me fueron soltando las piernas, los pies no. Parecía que en cada paso se me clavaran un montón de alfileres en las plantas de los pies. Apoyando solo la media planta durante varios kilómetros me empezó a doler una rodilla y un poco la espalda. Decidí apoyar los pies enteros aunque me dolieran, al fin y al cabo eran solo ampollas. Patri estaba pasando algo parecido, dolores musculares que intentaba sobrellevar pisando de distintas maneras y le dolían mucho los pies pero seguíamos adelante. Llegamos al primer pueblo en poco menos de tres horas y los pies estaban ya acostumbrados al dolor. Nos tomamos nuestro tiempo para comer y descansar y trece minutos después estábamos de nuevo en el camino. Empieza a apretar un poco el calor y paro para sacarme las calzas, para eso me saco las zapas y veo una mancha roja en toda la media suela y otra clarita en el talón del otro pie. No toqué nada y me volví a poner las zapas. Un poco antes Patri me dice que le habían entrado piedritas en las zapas y se las saca para limpiarlas pero no había ninguna. Tenía los pies tan dormidos e hinchados que le daba esa sensación. El próximo abastecimiento era solo una mesa y una pareja en su coche al lado de una ruta. Agarramos unas frutas, agua y seguimos adelante. El siguiente estaba a una hora que se hizo bastante larga. Solamente quedaba pasar por un pueblo para empezar la recta final. En este último circuito fuimos coincidiendo con varios grupos con los cuales nos íbamos cruzando por el camino. Con unos sevillanos que le sacamos una foto por la noche y al pasarnos se pusieron a contar chistes que nos subió el ánimo y nos enganchamos varios kilómetros, con un grupo formado por tres parejas que empezaron fuerte pero al final se quedaron atrás y con tres o cuatro parejas más “sueltas” que coincidíamos en los avituallamientos. Una de estas nos agarraron un poco antes del último pueblo y varios kilómetros después de salir del puesto de control. Fuimos con ellos varios kilómetros pero no teníamos piernas…ni pies…para seguir su ritmo. Quedaba alrededor de una hora y media para llegar y empieza a levantar frío y un viento horrible. Cabecitas gachas para que no se nos vuelen las gorras y solo una hora, más o menos. Veinte horas caminando y no sé porque decidimos bajar de las veintiuna. Apuramos con los últimos cartuchos que nos quedaban, entramos a la ciudad y el camino nos llevaba a recorrer el centro y la peatonal hasta la plaza España que era donde estaba la meta. El centro, un sábado casi a las seis de la tarde, estaba lleno de gente caminando y tomándose algo en las mesitas de afuera de los bares. Nuestras pintas de caminantes, nuestras caras de cansancio y nuestra cojera hacia que varios se dieran vuelta y nos mirasen. Pensaba para mi: “-Esta gente dirá que estamos locos”. No eran pintas para pasar por ahí. Pero mi sorpresa llegó cuando un chico le dice a otro: “-Salieron a las 9 de la noche y están haciendo 100 kilómetros”. Al cabo de unos metros más unos chicos que estaban con unas cervezas en las manos nos alientan con mucha entrega.

Cuando entramos a la plaza no había nada especial. Estaban armando un escenario; calculo que era para las 21 hs donde iban a llegar el resto de participantes ya que a las diez de la mañana salió un grupo para hacer solamente nuestro último circuito de 44 kilómetros, y solo había una mesa dentro de una carpa medio volándose por el viento y una escenario chiquito con unas publicidades de fondo.

Paré mi reloj y nos encontramos con unas personas del camino que nos saludan y felicitan efusivamente. Nos dicen que vayamos a la carpa para que nos firmen el último control. Los organizadores también nos felicitan con mucha alegría, nos dan una replica de un Miliario Romano como recuerdo arriba del escenario, nos sacan unas fotos y nos “obligan” a participar el próximo año. El Miliario se colocaba en los camino cada mil paso marcando la distancia. Un muy buen detalle para un evento realizado en una ciudad que se fundó gracias a la existencia de los caminos romanos.

Nuestra siguiente sorpresa vino cuando nos dicen que el próximo bondi al polideportivo salía en dos horas. Así que, doloridos, nos tocaba caminar el último kilómetro y medio para poder ir a buscar nuestros bolsos y bañarnos.

Al llegar encontramos un muy buen ambiente de camaradería. Comimos algo, nos duchamos con mucho dolor y a casa cabeceando por el camino.

Hoy, con dos uñas menos y sin poder apoyar del todo los pies, me duele demasiado el cuerpo para poder dar una opinión razonable del sacrificio que le dimos a nuestro cuerpo.