Dicen que en los largos días de verano, algunas mariposas tropicales nacen cuando el sol despeina sus rojos cabellos mordiendo el horizonte.
Despliegan sus alas y se lanzan al aire, gustándolo todo con fruición y deleite.
Salen de su capullo enamoradas ya y ardiendo de ganas, despilfarran olores y escalas cromáticas en busca de su pareja, con furiosa alegría, con inocente y salvaje desparpajo.
Nada les importa que su vuelo nupcial atraiga a los temibles predadores, que no dudan en aprovechar la torpeza típica de los enamorados para darse un festín entomológico.
Estas mariposas nacen con la urgencia del amor, porque la Naturaleza las llama a dejar descendencia ese mismo y único día. Vuelan incansablemente durante las horas que se les permite la vida. Besan a las flores, firuletean con el viento. Se burlan de los pájaros (si pueden). Se buscan, se encuentran, se seducen, se aparean, desovan con gracioso donaire.
Después, agotadas y pletóricas de sensaciones, se buscan un sitio desde donde contemplar nuevamente -y por última vez- el esplendor y la calidez del sol que se oculta.
Yo me pregunto, también, como Camila : esa mariposa "¿Cómo podría entender el significado de la palabra"noche"?"
Su vida es de una intensa luminosidad, de un vértigo absoluto. Fantaseo, con el bobo romanticismo que me caracteriza, con la idea de que esta mariposa de un día pasa sus breves horas a las risas y evitando sermones, haciéndose la desentendida cuando la alertan sobre los riesgos y peligros que la circundan.
Ocasionalmente, alguna de ellas escapa a su destino y sobrevive durante la aterradora y negra noche. Entonces la pobre busca su sol, busca su luz. Caramba! No se imaginaba que ese bello ardor que la mantenía vital pudiese desaparecer así como así...
Se ha vuelto sorda en su desesperación. No oye las voces de aviso. No oye las buenas intenciones de quienes le aseguran que la noche terminará y otro solo rojo aparecerá por el Este.
Y entonces, sucede.
Encuentra un fuego. Una lamparita, una vela, un leño ardiendo, lo que sea. Encuentra el sol. Se acerca y revolotea, gozosa y entregada. Algunos siguen diciendo "qué tonta es, no se da cuenta de que cerca de la luz, morirá".
Y así, en esa danza de alegría y reencuentro, en esa cercanía limpia, en ese calor palpitante, la mariposa de un día abraza la existencia.
Los que nunca han vivido en la luz...¿cómo podrían entender el significado de esta mística?
m encanto!!
ResponderEliminargracias por compartirlo
Gracias a vos por comentarlo!!!!!
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