Casi a una semana de haber terminado un reto bastante
personal; correr 24hs en una cinta dentro de un gimnasio, más exactamente en O2Centro Wellness, a beneficio.
Sigo un poco cansado pero me parece que es más mental que
físico. Podría haber salido a trotar hace un par de días pero por una cosa u
otra lo estoy esquivando. Necesitaba parar unos días. Cuando preparas una
prueba, la carrera en si es el premio a tantas horas de entrenamiento, en este
caso fué la penitencia, ja!
Durante mucho tiempo estuve tratando de esquivar correr en
cinta porque me aburre y me parece antinatural. Aparte que lo que me gusta de
correr, no es correr justamente, es tener esa sensación de libertad y de viaje,
deshacerme del equipaje y estar fuera de toda norma. Sentir la tierra debajo de
mis pies me llena de energía, y sentir el sol en mi cabeza me da la vida, así
que entrenar durante dos meses sobre una cinta me consumió, y a eso sumarle
coronar el pastel con 24hs indoor en una alfombra que rueda sobre dos rodillo
me hizo sentir como que no encajaba en ese cuadro. Aunque parezca tópico, la
única motivación era la recaudación para Mama Tunza.
La idea nació por marzo o abril, siguiendo el ejemplo de una
gran Ultra fondista como es la argentina Analía Razetto, comento la idea a la
dirección del gim donde trabajo. La aceptaron con asombro e incredulidad, pero
me dieron su apoyo. Sería a beneficio pero ¿de quien? Me dan a conocer un
orfanato que esta situado a las afueras de Nairobi y conozco su historia. http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/informe-semanal-milagro-mama-tunza/1390022/
A ellos irían destinado los fondos que recaudaríamos vendiendo los kilómetros
que hagan cada uno de los que me quieran acompañar en otra cinta.
Después de un tiempo dándole vueltas contacto con mi amigo
Nacho Galán y le propongo la idea de hacer “algo más” para seguir ayudando a
estos chicos con las carreras en las que participemos utilizando la misma
modalidad; conseguir patrocinadores que compren nuestros kilómetros. Nacho
convirtió mi “algo más” en la Asociación benéfica Runners for the kids.
Como se podrán imaginar estas 24hs no iba a ser una carrera
más. A la tensión de la prueba se le sumó la incertidumbre del resultado de
nuestro primer evento benéfico, y por cuestiones horarias, nunca pude entrenar
más de 4 horas y media sobre la cinta…así que la cosa estaba buena!
En las últimas semanas se sumó a la organización Patri
Sancho, que con su inestimable ayuda armó toda la “burocracia monetaria”
(listados de socios y donantes, recibos, etc) que junto con Nacho trabajaron
hasta último momento para tener todo listo y venir a Málaga a ser, junto con
Patri, mi apoyo logístico.
Llegado el día nos esperaban 24hs de pura monotonía.
Ya puestos en situación empiezo mi crónica:
Viernes 28 de septiembre a las 12 del mediodía en punto le
doy al botón de inicio de mi cinta a un ritmo de 8 kilómetros por hora. Esta
velocidad en situación normal sería muy fácil pero arriba de la cinta no iba
muy cómodo.
Junto conmigo corría mi compañera del gim María José
dispuesta a permanecer una hora y contribuir a la causa.
…y de a poco empezó a llegar más gente, y llegaron los
primeros donativos y las primeras ventas de camisetas, y se empezaron a llenar
las tres cintas que estaban al lado mío, y durante un par de horas tuvimos que
utilizar otras cintas del gimnasio, y hasta una bicicleta estática.
Pasaban las horas y me sentía cada vez más incomodo con mi
ritmo, al punto que lo bajé drásticamente pensando que la cinta no medía bien
la velocidad. Después de unas mediciones me convencí que la velocidad era real
y que a mí no se me daba bien correr en la cinta. Jaja!!
Realmente me sorprendí por el apoyo que tuve de toda la
gente del gim, de clientes y compañeros. Sinceramente estoy muy agradecido.
Pasaban las horas y llevaba al pie de la letra la ingesta
gracias a la atención de mi equipo. Era muy importante no dejar pasar nada ya
que la deshidratación podía llegar muy fácil así que Las Patri junto con Nacho
tenían que estar pendientes de todo, desde mí hasta de los datos de la gente
que se subía a las cintas, la venta de camisetas, los recibos y…seguro que me
olvido de algo…ha, si! Llevar y traer a Cati del colegio a casa, a almorzar y
después a hockey, y después a cenar y volver a pasar la noche con nosotros.
Mientras ellos trabajaban yo corría.
Iba todo muy bien ya que superábamos expectativas. Yo venía
incomodo y con la sensación de venir más fuerte de lo que podría aguantar por
eso, pasadas las nueve horas de reto mi cabeza empezó a flaquear, me empezó a
molestar todo. Trataba de mantener el ritmo pero me ponía de mal humor.
Esperaba con ansias las 22:45 donde cerraba el gimnasio al público y
quedaríamos nosotros solos.
Ese tiempo se me hizo eterno.
A las doce de la noche iba a parar por primera vez a comer
una sopita de fideos pero no me acuerdo que pasó, habrá sido mi mala leche, que
paré a menos cuarto. Había llegado mi primer bajón que sabía que iba a llegar
pero se adelantó cuatro horas. Malo!
Me tomé la sopa que mi Negri me preparó y me quedé tirado
intentando buscar alguna respuesta a esas preguntas incongruentes que pasaban
por mi cabeza.
Algo de lo que aprendí en estos años es a seguir adelante
aunque todo parezca malo. Cuando siento que el mundo se me cae encima y que
duele más que nunca, es el momento de seguir adelante, así que volví a caminar
aunque más no sea y poner el arma secreta que me preparó Nacho para estos casos:
Un video motivador de cuatro horas.
Al cabo de algunos minutos surtió efecto y comencé a trotar
de nuevo. No iba pletórico pero avanzaba más rápido, y ahora Nacho corría al
lado mío. Serían tres horas de trote para seguir sumando más kilómetros a la
causa, y aunque ya había aportado más que 1€ por kilómetro, el tipo quiso
correr igual.
No tenia ni idea que hora era, ni cuanto faltaba, ni si
llovía o hacía frío, nosotros estábamos en una burbuja de 26º constantes sin
viento ni cielo.
Ya el estomago se hacia notar dándome unos toques cada par
de horas y hacer algún pitstop rapidito.
Tenía una promesa de Javi, compañero del gim, que vendría a
correr conmigo dos horas, a eso de las cinco de la mañana para después ir a
comprar chocolate con churros para desayunar y quedarse, ya que a las once
entraba a trabajar. Cinco y cuarto llega un mensaje diciendo que no vendría
porque estaba cansado pero a los pocos segundos después llega otro mensaje,
callando nuestros comentarios jocosos, diciendo que le abramos la puerta porque
había llegado.
Y hay estábamos con Cati durmiendo en una bolsa de dormir,
Nacho y Las Patri tratando de mantenerse despiertos, Javi en la otra cinta, de
madrugada y con casi todo el gimnasio a oscuras, corriendo, bebiendo
isotónicas, comiendo barritas energéticas y viendo El Zorro por YouTube. No
recuerdo haber vivido algo tan irreal.
Llega otro bajón pero bastante benévolo, pude salir rápido y
bien parado, y mas cuando me presentan un PowerPoint hecho por Cati con
palabras de aliento y mensajes de mi familia y amigos mandados por Facebook a
escondidas. No tengo palabras para esto, me superó.
Javi termina con más de dos horas de trote y empieza a
amanecer, abren el gimnasio y de a poco empiezan a llegar los clientes. La
ultima clienta que se fue anoche, había estado dos horas en la cinta terminando
quince minutos después de cerrar y había vuelto en punto para empezar otra hora
más para la causa, y así como ella repiten un par de amigos más.
A partir de acá la cosa se hizo más fácil. Llega Javi con lo
prometido pero no pude comer ninguno, eso si, pusieron los churros y el
chocolate delante de mi y se despacharon de lo lindo, ja!
La gente pasaba y preguntaba como había ido la cosa y me
alentaban, charlábamos un rato y seguían su camino. Esto hacía que sea un poco
más fácil y que el tiempo pase más rápido pero realmente quería terminar de una
vez por todas con esa porquería de cinta y volver a la ruta.
Ese último rato se hizo más llevadero de lo que esperaba y
muscularmente sentía que podía seguir adelante pero una ampolla que se reventó
en la planta de mi pie izquierdo, y que ardía un montón, me hizo más incomodo
el final.
Durante los últimos minutos se juntaron un montón de
personas para felicitarme (o para ver si me había autodestruido) que hicieron
muy especial ese momento.
Así que exactamente a las 12 del mediodía del sábado 29 de
septiembre le dí al botón de stop de mi cinta. Todo había terminado…por fin!
Quiero agradecer como siempre a Patri por bancarme todos
esos meses anteriores anteponiendo su comodidad a la mía para hacérmelo más
fácil. Te quiero Ne! Y a Cati por su cariño incondicional de hija.
Gracias a Nacho por creer en mi y apoyarme en todo momento
para emprender este proyecto. Sin él no lo podemos hacer.
Gracias a Patri S. por llegar justo cuando lo necesitábamos
y arremangarse sin preguntar.
Y por último gracias a los cuatro, por si no fuera poco
trabajo organizar todo sino también por estar al pie del cañón, o mejor dicho,
al pie de la cinta para ayudarme constantemente.
Muchas veces los medios de comunicación te hacen creer que
esta todo perdido, que vivimos en un mundo sin sentimientos, lleno de egoísmo y
horror. En situaciones como estas te das cuenta que la gente no es así, puede
que los gobiernos, pero tus compañeros, tus vecinos, no son así. Recaudamos
mucha guita de empresas que ni siquiera eran españolas, pasaron más de 40
personas por las cintas corriendo conmigo y se vendieron 19 camisetas para
ayudar a chicos que nunca vimos pero sabemos que están ahí, sabemos lo que
padecen pero sin saber como hacer llegar nuestra ayuda. En mi caso en
particular soy desconfiado por naturaleza y no quiero dar dinero a entidades
que posiblemente primero saquen sus propios gastos y los que les sobre lo
empleen en la ayuda prometida. Así que encontré esta manera…y encontré a gente
igual que yo.
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