“Hombre cobarde no coge mujer bonita”. Pepe Kierdelewicz

jueves, 10 de diciembre de 2009

4 días antes de las LXVII Millas Romanas

Terminamos nuestra preparación para las LXVII Millas Romanas a realizarse el 24 de abril por los alrededores de la ciudad de Mérida.

Así se llama la prueba porque Mérida fue fundada por el Emperador Augusto en el año 25 a.C., con el nombre de Emerita Augusta, para que sirviese de retiro de los veteranos que habían luchado en las guerras cántabras.

Solamente nos quedan 3 días para nuestros 100kms. Mis sensaciones a día de hoy son buenas. Estoy muy conforme y contento de poder compartir esta actividad con Patri, y también muy orgulloso de ella por completar esta preparación que, aunque corta, fue muy intensa. En 5 semanas llegamos a caminar 12 horas sin parar. De noche, de momentos sin saber por donde ir, con las mochilas llenas ya que no volveríamos en muchas horas a casa.

No me cabe la menor duda que vamos a terminar la prueba pero no dejo de tener esa incertidumbre de cómo será. Al no saber a que ritmo marchamos ni cuantos kilómetros exactamente hacemos me crea mayor ansiedad en empezar la prueba para sacar cuentas. Calculamos que estaremos en 5 o 5 kilómetros y medio por hora. Si es así y todo sale según lo planeado terminaremos en 19 horas, más o menos.

Acá empieza mi incertidumbre. La semana pasada hicimos 12 horas y terminamos rendidos. Todavía nos quedarán 7 horas más. ¿Cómo será? Los talones me duelen desde la primera hora ¿aguantaré? ¿tendré la suficiente decisión para afrontar los últimos kilómetros? ¿será tan alta mi capacidad de sufrimiento como creo? Durante la última hora de las 12, mis piernas estaban re duras. No puedo pensar seguir así durante siete horas más.

Tengo mucho más entrenamiento que Patri pero la veo mejor a ella. Tiene mejor cabeza. Acepta como vienen las cosas y la admiro por eso. En cambio la mía es muy oscilante. Puedo estar eufórico y todo es bueno, como en un momento caigo tan fácil como subí viendo todo muy negro. Intento adelantarme a los hechos y lo único que hago es dejar de disfrutar el momento. Muchas veces equivoco el fin, para que hago todo esto, y solo me interesa llegar. Necesito aceptar el AHORA.

El viernes salimos a las 9 de la noche. Mándennos buenas hondas

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